El escanciado tradicional de la sidra asturiana.Celiaaa (Getty Images)

Promovida por el Gobierno del Principado de Asturias y declarada el pasado día 4 de diciembre de 2024, la candidatura se refiere a todo el conjunto de prácticas vinculadas a procesos de producción, distribución y consumo de sidra natural. Estas prácticas se desarrollan en el territorio asturiano desde, al menos, la Alta Edad Media y trascienden lo material hasta convertirse en un sentimiento de identidad personal y de pertenencia a la comunidad.

La sidra es un producto de gran riqueza cultural que, además de los saberes y experiencias necesarios para su elaboración y consumo, trasmitidos de generación en generación, se refleja en un vocabulario específico y original en lengua asturiana. Este conjunto de prácticas constituye un elemento identificador de lo asturiano.

En torno a su consumo, siempre comunal, se han desarrollado unos rituales, espacios y ocasiones de sociabilización propios que favorece el encuentro y la integración de la población. Además, se considera que la sidra ayuda a preservar los paisajes de la zona, tanto en su dimensión natural como humana, fija población en territorios rurales, potencia el desarrollo de una gastronomía típica, forma parte de fiestas tradicionales y contribuye a la conservación y trasmisión del patrimonio musical y lingüístico.

 “Y, sobre todo, les voy a decir una cosa: la sidra nunca se puede beber solo. Es una bebida comunitaria, una bebida que se vive en grupo, en familia, con amigos, en casa… España es un país diverso, es un país con muchas lenguas, con muchas culturas, y nos hace una especial ilusión que la sidra hoy tenga este altísimo reconocimiento que proyecta esa cultura diversa que es nuestro país”

Jordi Martí Grau

(secretario de Estado de Cultura)